Twitter se ha convertido desde hace años en el principal canal de información generalista en mi vida, y una fuente importante de descubrimiento de recursos e información en el ámbito profesional. A una distancia abismal de Facebook (aunque tengo que probar sus nuevos modelos de noticias y recomendación de lectura) o de otras Redes Sociales.
Pero no puedo permitir que sea el único, tan siquiera que sea “el de referencia“, porque a poco que sales un momento del oasis de tu propio time-line, descubres decenas de puntos de vista diferentes de la misma noticia, noticias que ni siquiera han aparecido en tu TL, o temas que nunca verías aparecer en tu pantalla.
No es culpa de Twitter o de Facebook o de <poner-nombre-aquí>, es sólo culpa mía. A quien sigo o dejo de seguir lo elijo yo. Y ese es el problema: el ser humano busca la pertenencia al grupo. Y se aferra a aquellos grupos que refuerzan y apoyan el pensamiento y acción propio. Es la retro-alimentación del ego.
Si apoyo o me gusta “el coletas“, mi TL estará lleno de seguidores y admiradores de este. Si prefiero al “señor del plasma“, en mi TL será difícil encontrar mensajes y noticias sobre el primero que no sean para ponerle a caldo. Si veo algún video en You-tube de unos señores cantando en Barcelona canciones e Manolo Escobar, You-tube me inundará de videos españolistas y constitucionalistas, pero si me da por ver un video de alguna manifestación con cientos de esteladas, ten por seguro que el sesgo de los videos que me va a recomendar serán independentistas. En ningún caso, salvo por error, me mostrará los de la otra tendencia. Puedes hacer el experimento si te atreves…
Yo que devoro casi todo lo que cae en mi mano sobre Machine Learning, Inteligencia Artificial y similar, tengo un timeline lleno de este mismo tema (guay, mola…) pero con el inconveniente que los mismos links aparecen decenas y decenas de veces compartido por tantos otros a los que sigo.
¿A dónde quiero llegar? Twitter -en realidad cualquier red social- se convierte en una campana de eco donde solo oyes y ves lo que quieres ver y oír. Sea en el ámbito que sea: politico, ocio, profesional, regional… Y eso es verdaderamente peligroso en cualquier ámbito, porque ningún elemento esta desconectado del mundo.
Cuando mi TL este “on fire”, en realidad solo pasa en mi campana de eco, que por supuesto, comparto con unos cuantos cientos -o miles- mas que nos retro-alimentamos creando nuestro propio hype.
Todo esto es lógico: tus redes terminan lleno del contenido que prefieres y te gusta, lleno de los gatitos y fotos de viajes de aquellos a los que conoces o sigues. Pero…
¿Y si existiera una red social con el coraje suficiente para mostrarte “el otro lado”? ¿Tú la usarías? ¿Tendrías tu el coraje de ver/leer lo que piensan “los otros” sin caer en el comentario dañino y convertirte en Troll…?
Sería interesante probar…