¿Cómo será el trabajo de tus hijos?

Por recomendación de Pedro Tavares y Enrique Laso, me he lanzado a la lectura del libro “The rise of the robots” de Martin Ford.  Con pocas páginas avanzadas, empiezan a pasar por mi mente cientos de preguntas, temores y visiones de un futuro más cercano de lo que pensamos.

Soy consciente de que mi trabajo -profesional de la IT- cambiará de forma radical en las próximas fechas, quizás meses, quizás pocos años. Pero no de una forma radical sino paulatina, igual que ha ido cambiando desde que empecé a tirar líneas de código en un Amstrad CPC464 allá por el año 1985 más o menos, pasando por desarrollar software de gestión de video-clubs en un Commodere, hasta que pocos después cayó en mi mano el primer Windows 2.11 para 286 en un disco de 5.25 pulgadas, para jugar en un Bondwell 38 sin disco duro, adquirido hacía un par de años por mi madre con un esfuerzo brutal de compra a plazos.

Los que nos dedicamos a la tecnología, el software, Internet, hemos ido asumiendo estos cambios con cierta alegría, incluso ansias por ver el nuevo producto o invento, el nuevo paso adelante a ese futuro que todos nos imaginábamos cuando íbamos al colegio de coches voladores. Conscientes como pocos otros de lo que significa la Ley de Moore, es sólo en los últimos meses o quizás un par de años, que estamos empezando a ser conscientes realmente del impacto cierto y real en la sociedad entera, en su totalidad, que los avances en Inteligencia Artificial y robótica van a provocar a la vuelta de página de calendario. La sociedad donde van a vivir nuestro hijos su vida adulta no se va a parecer a la nuestra en prácticamente ningún aspecto.

Infinidad de trabajos son ya realizados por robots. Y no sólo el tipo de trabajos repetitivos que ya hoy estamos acostumbrados a ver realizar a máquinas: ensamblaje de piezas industriales, construcción de elementos de tecnología como chips o circuitos impresos.

Veremos (o quizás nuestros hijos verán) a robots y a máquinas inteligentes realizar labores de cuello blanco y labores a las que incluso nosotros vemos como ciencia ficción y que pensamos que el humano es al menos en “cierto grado” necesario por sus cualidades fisiológicas o intelectuales.

En un futuro cercano no veremos inteligencias artificiales de tipo “Strong AI” (máquinas con algún tipo de consciencia de existencia), pero sí infinidad de máquinas inteligentes del tipo “Weak AI” hiperespecializadas en un ámbito restringido y con una habilidad sobre humana de llevar a cabo la o las tareas para las que han sido enseñadas (o han auto-aprendido).

Si ahora nos parece normal que un sistema de reconocimiento de audio nos atienda al llamar a un Servicio de Atención a Usuario, estos sistemas están avanzando en niveles exponenciales, y pasaremos dentro de muy poco tiempo de buscar la opción “ser atendidos por un operador” a tener la suerte de que no nos atienda un operador humano, menos eficiente a la hora de atender nuestras necesidades e incluso de entender nuestro o su dialecto o acento.

Aquellos que aun están cursando primaria o secundaria, cuando lleguen a su edad adulta van a tener un mundo totalmente diferente al de sus padres, pero eso no significa que no vayan a tener que trabajar. Lo harán, por supuesto. Pero sus empleos son difícilmente imaginables hoy en día, al igual que lo era la profesión de Comunity Manager hace pocos años y por supuesto, difiere bastante del concepto de “trabajo” que podían tener nuestros padres.

Sí hay algo que yo creo que nos tendremos que ir acostumbrando: el concepto de trabajo como lo entendemos en 2017 cambiará radicalmente. Serán actividades súper especializadas y de altísima remuneración, pero ocupadas por muy pocos. Las tareas más “mundanas” serán realizadas en la mayoría de los casos por robots especializados. Y será “la sociedad” -llámalo Estado o como quieras- la que proporcionará a todos los ciudadanos lo necesario.  Lo que no tengo claro es cómo se hará, aunque sí que es probable que ni siquiera mi hija, ya mayor de edad, vea esa sociedad con sus propios ojos. Primero deberemos pasar por unas crisis de empleo, sociales y civiles importantes, que deberán servir de catarsis.  No me pregunto si pasará, sólo cuándo.