El ataque de los clones (en la ofi) – Parte I

Cualquiera de ellos puede pasar desapercibido… el grupo les hace fuerte y se sienten seguros.

Los suelos desmontables son su mejor terreno.  Se mueven de forma silenciosa y parecen pacíficos.  Ninguno destaca, ninguno sobresale por encima del resto.   Cada uno sabe perfectamente donde debe situarse.

Las pequeñas variaciones en cada uno de ellos les da un toque individualizante, pero es tan sólo una capa muy superficial.  Esa pequeña diferencia hace que su hambre de reconocimiento social sea satisfecha: se sienten destacar, ser diferentes. Pero no se atreven a variar el color de la capa superficial más allá de lo normal y socialmente establecido: destacarían demasiado…   saben lo que son y donde están.   Saben cómo deben comportarse.   Qué decir.   Qué hacer.

Lo saben:  son clones.

En oleadas a determinadas horas del día se les puede ver fuera de su hábitat natural, inundando con unas máquinas contaminantes caminos asfaltados.  Eso sí, es una máquina espaciosa y solitaria.  Ráramente es ocupada a la vez por más de un individuo.

Los podrás distinguir claramente:

La parte baja de su cuerpo suele estar revestida de una capa de tergal oscura, cuyo tono suele variar del gris al negro pasando por el azúl, pero siempre oscura.

En la mitad superior, podemos distinguir dos tipos:   aquellos cuyo revestimiento va acompañado de una especie de correa, que destaca sobre el revestimiento a rayas o de colores pastel, azules o blanco, más cercano al cuerpo.   Otro tipo de revestimiento superior es el que suelen usar los viernes o en jornadas calurosas, y nunca irá acompañado por la correa, dejando este último, ver parte de sus extremidades superiores.

Por último, se cubren por una especie de capa a juego con el revestimiento inferior, normalmente del mismo tejido y color.  

Cubriendo el final de las extremidades inferiores, unos elementos que les comprimen estas, con unos cordones para regular el nivel de compresión, y siempre usados con una capa de fino algodón que los separa de la piel….   pobres… sobre todo con el calor de la época estival.

Este conjunto, he descubierto, les hace creer en la mayoría de los casos, su superioridad mental frente al resto de congéneres, aunque por contra, parece restar facultades sociológicas:  educación, compostura y compañerismo con el grupo.   Hay algunas salvedades verdaderamente honrosas, pero aun estoy estudiándolas….

 

A pesar de la aparentemente pacífica actitud, si sienten amenazado su statu-quo, si ven su espacio posíblemente penetrado por algún ser extraño que no comparta con ellos ni prendas ni actitudes, observan sigilosamente al extraño, sin perderle de visa y en pequeños grupos, planean, cuchichean, critican…  para al más mínimo descuido, someter al extraño a un golpe normalmente fatal, atacando en su, casi seguro, punto más devil:  su diferencia.

El objetivo: someterle, hacer crecer el grupo.   La unión hace la fuerza y el número, la potencia.

Poco importa la destreza de cada individuo o su inteligencia, poco a poco, una vez sometido, disminuirá para establecerse dentro de la media…   destacar o salirse de los estándares nunca es visto con bueno ojos por el grupo.

 

De momento, es lo que he descubierto en esta incursión a su mundo.

No sé, lamentablemente, si podré seguir estudiándoles, porque me temo, he sido visto por alguno de ellos en los alrededores de su hábitat y ciertamente, es dificil hacer incursiones más arriesgadas.  Pero mi espíritu aventurero me impulsa a seguirles y estudierles más de cerca.    Espero que mi camuflaje sea suficiente….